A nuestro hijo hace poco se le rompió una de las dos cintas que sujetan sus espinilleras de deporte. Automáticamente y sin pensar, le dije que pidiese unas nuevas para Reyes y ¿sabéis qué me dijo? “no hace falta mamá: cortaré todas las cintas y me pondré las espinilleras debajo de los calcetines.” Le miré entre un sentimiento de sorpresa y orgullo, le felicité.

Cosas así son pequeños gestos que todos podemos aplicar. Es muy difícil cambiar nuestros hábitos de un día para otro. Primero hay que concienciarse, aprender y priorizar. Fijarnos en lo que hacemos y darnos cuenta de lo que podemos modificar para que nuestro consumo sea más responsable.

Según el informe de Greenpeace «Maldito Plástico: reciclar no es suficiente» sólo se recupera el 25,4% del plástico que utilizamos en España por lo que, “además de mejorar el sistema de reciclaje, tenemos que cambiar radicalmente nuestros hábitos de consumo”

Pero, ¿cómo podemos hacerlo?

Una forma por dónde empezar, es aplicar siempre que podamos las “3 R”: reducir, reparar y reutilizar, sobretodo antes de consumir. Hacerte preguntas como las siguientes, te ayudarán a conseguirlo:

  1. ¿Realmente lo necesito?
  2. ¿Hay alguna alternativa en el mercado más sostenible?
  3. ¿Puedo arreglar lo que ya tengo en vez de sustituirlo por uno nuevo?
  4. ¿Tengo algo en casa, en la oficina, etc. que me sirva?

Un consumo responsable pasa por conseguir generar menos residuo.

Asimismo, con esta forma de pensar hay otros beneficios además de los que proporciona al medio ambiente como:

  1. Los que recibe uno mismo: mayor bienestar y realización personal, ya que favorece el ahorro e implica no dar más importancia a lo material de lo necesario.
  2. La sociedad: al estar formada por más personas felices.
  3. Las futuras generaciones: que recibirán un planeta más sano.

En cierta manera me recuerda a lo bueno que tenía la época de nuestros abuelos y bisabuelos, sumado a los avances y oportunidades actuales.

Por eso, en estos días de festividad, en los que el aumento de consumo parece inevitable, te recomiendo no perder de vista las tres R ¡seguro que encuentras momentos dónde aplicarlas!.

Apunto varios ejemplos:

  • Si dudas en envolver los regalos de Reyes, el no hacerlo es una buena forma de REDUCIR papeles, lazos y celo. Siempre puedes utilizar sacos de yute, bolsas reutilizables, etc. que además decorarán tu espacio.
  • Intenta comprar productos con el mínimo envase posible. Las tiendas artesanas o de venta a granel te ayudarán a encontrarlos. Además cada vez hay más marcas concienciadas con este problema que ofrecen diferentes soluciones.
  • Piensa en qué cosas puedes REUTILIZAR o evitar comprar, como la decoración de otros años o el cotillón en fin de año respectivamente. Pregúntate si realmente lo necesitáis.
  • Antes de volver a comprar algo que se rompió, asegúrate de que no se puede REPARAR.
  • Siempre que puedas haz los recados andando, en bicicleta o transporte público. Además de REDUCIR las emisiones de dióxido de carbono, harás ejercicio, evitarás posibles atascos y ahorrarás en gasolina y aparcamiento.

En Sanaladas intentamos aplicar esta forma de hacer siempre que podemos.

Por ejemplo:

  1. Utilizamos gel desinfectante de manos para REDUCIR el consumo de papel de cocina ya que, en las cocinas profesionales, el uso de toallas y trapos para secar las manos, utensilios etc. están prohibidos por cuestiones de higiene.
  2. Buscamos utilizar un packaging lo más RECICLABLE posible (cajitas de cartón, platos de caña de azúcar, bolsas y servilletas de papel sin colorar y cubiertos de fibra de bambú biodegradable). Además, con el fin de seguir mejorando, estamos muy pendientes de las novedades que van saliendo.
  3. Al finalizar el pedido, preguntamos si se necesitan cubiertos o no. Queremos que se consuman sólo los que realmente son necesarios.
  4. Reutilizamos lo que sigue en buen estado, como por ejemplo las bandejas donde transportamos los pedidos de catering.

¿Y tú? ¿Tienes establecidos unos hábitos concretos para contribuir al medio ambiente y a la sociedad?